Un verano dorado ha dado paso a un otoño lleno de luz, luz que se cuela por cada rendija entreabierta de mi ventana...Es como si Bruselas me quisiera decir que a fuerza de vivir aquí, he pasado a ser una urbanita más.
Miro hacia atrás y pierdo la cuenta de cuántas veces nos hemos visto, tocado, besado, y pienso que cada una de esas veces ha tenido sentido para mi. Pero la distancia lo relativiza todo, lo enfría, lo aleja....será que aletargo mis propios impulsos para no sufrir conscientemente?
El mundo sigue girando, rodando, avasallando y la vóragine me absorbe una y otra vez...una suerte de remolino incesante de reuniones, fiestas, cerveza, power points, publicaciones y música. Curiosa mezcla, el otoño, a pesar de la distancia, se perfila interesante.
He decidido que sí, que te echo de menos, pero también he decidido que puedo vivir con ello...y seguir adelante, hasta donde tenga que llegar.
1 commentaire:
Yo también te echo de menos, aunque sé que lo que has escrito no es por mi, o, por lo menos, en parte. Te quiero.
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